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Formas de cometer ciberbullyin y roles implicados

Formas y medios para cometer ciberbullying

Aunque los menores realizan ciberbullying de muy diversas formas, y estas dependen en gran medida de las nuevas tendencias en el uso de las tecnologías, los métodos y medios más representativos actualmente incluyen:

Ataques directos: insultos o amenazas enviadas directamente a la víctima a través de redes sociales, mensajería instantánea y correo electrónico. Robo de contraseñas para el secuestro y cierre de perfiles en redes sociales y otros servicios web, y para el robo de recursos en juegos en línea.

Publicaciones y ataques públicos: rumores, mensajes hirientes, fotos o videos humillantes publicados en redes sociales, blogs, foros, o enviados a través de la mensajería instantánea y del correo electrónico, y exclusión de grupos en línea, con los que denigrar a la persona implicada.

Ciberbullying mediante terceros: uso de otras personas y mecanismos para ejercer el ciberacoso. Suplantación de identidad y creación de perfiles falsos en redes sociales y juegos en línea para enviar mensajes amenazantes o provocativos exponiendo a la víctima a la observación de terceros. Explotación malintencionada de los mecanismos de seguridad en plataformas de redes sociales con los que conseguir el cierre de cuenta de la víctima.

Roles implicados

Los roles principales que participan en esta conducta son, por lo general, los mismos que en el caso del acoso escolar tradicional o bullying: el acosador, la víctima y los espectadores.

El papel de los espectadores es clave en el desenlace del fenómeno, al verse implicados de forma indirecta pueden convertirse en alentadores del hecho; en sujetos pasivos, tratando de no implicarse en la acción y, por lo tanto, consintiéndola; o en defensores de la víctima a quien intentan ayudar a salir de la victimización.

Pueden existir otros roles secundarios, como los ayudantes del acosador que alientan su conducta estimulando y reforzando la agresión. En relación a los perfiles de los alumnos acosadores no se debe pensar que siguen los patrones preestablecidos para el acoso tradicional. Las nuevas tecnologías proporcionan capacidades a menores que nunca antes se hubieran atrevido a coaccionar a nadie si no fuera por una mayor habilidad a la hora de utilizar estos recursos y las falsas apariencias de anonimato en la red. En este sentido, puede evidenciarse cierta jerarquía de poder (incluida una mayor competencia tecnológica o prestigio social del acosador o acosadores) respecto de su víctima, si bien esta característica no se da en todos los casos.